Esta es una oportunidad que nos damos a nosotros mismos para reflexionar acerca de las virtudes de la Fe y la esperanza. Porque fue el mismo Dios a través de su hijo Cristo quién nos dijo que no perdamos nuestra convicción por el y que mucho había de apremio para quienes se mantuviesen firmes. En este sentido pensamos cuanto saber hemos dejado de lado por obrar en sentido contrario, y es que Cristo es ejemplo en todas las decisiones que debemos tomar para nuestra vida. Pensemos cuanto más facil seria todo si antes de decidir que hacer pensamos que haría nuestro Señor, como eligiría Él en nuestro lugar. Claramente el camino se nos haría mucho más evidente.
Es que muchas veces sabemos la respuesta, siempre es fácil saberla, solo que nos vemos segados por otros interés, aquellos materiales que nos nublan, y que nos hacen elegir en función del placer superficial y no de aquel que nos deja tranquilos, con el corazón abierto y con la posibilidad de pensar y sentir que estamos en paz y que no existe nada mejor que eso. Porque podemos dormir tranquilos y levantarnos a la mañana aún más tranquilos todavía.
La Fe no solo se mantiene con la presencia en la Iglesia, la Fe es algo más, es un camino de bien, de decisiones nobles, que de buen corazón nos van dejando cada vez mejor parados, no respecto de lo que tenemos, pero si con nosotros mismos.
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